miércoles, 17 de diciembre de 2008

¿Ya viste mis zapatos nuevos?

Por Gato Calculista

Sin duda alguna, las imágenes y noticias del periodista iraquí Muntadar al-Zeidi lanzando su par de zapatos en casi certera dirección al todavía Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, George W. Bush y su comparación con un perro, para luego decirle "adiós", será uno de los acontecimientos visuales, verbales y noticiosos que signará el año que está finalizando. Al respecto puedo decir, que lo sucedido ha hecho más amena la mañana del día lunes, que usualmente inicia llena de tensiones laborales y políticas. La oportunidad de leer una noticia tal, en el END y otros medios, me recordó súbitamente el mundo en que vivimos, donde a menudo suceden situaciones surrealistas como ésta. Pero más allá de que dicha noticia de la vuelta al mundo, sea uno de los acontecimientos anuales más relevantes –sin menospreciar otros como la caída de las bolsas, la crisis alimentaria, política y el tema del cólera en Zimbawe- y provoque reacciones enardecidamente adversas, a favor o simplemente pasivas, creo que es oportuno y pertinente desmenuzar lo que simboliza la acción realizada por el periodista iraquí, que es una de las más ricas en simbolismos, y porqué no, también en lenguaje poético.

Empecemos por la tentativa de "zapatazo": En la cultura árabe, los zapatos son una prenda que representa la impureza. La suela de éstos simbolizan suciedad y el hecho de lanzarle los zapatos a alguien, se traduce como el gesto de mayor desprecio y repudio a un ser; es más, la tradición popular dice que no hay mejor forma de acabar con los escorpiones que sacudirlos con la suela de la zapatilla. Con ésto, asumo que queda más que claro que para este periodista iraquí, sino para la mayoría de los árabes, el señor Bush, es digno merecedor de ser "tocado" por lo más impuro que tienen en su cultura.

Continuemos con el igualamiento de Bush a un perro: Lo que simboliza el perro en esta cultura y la identificación de una persona con este animal, tiene que ver con la tradición musulmana, que cuenta cómo un perro manchó el vestido del profeta Mahoma, lo que le convirtió en el segundo en la escala de rechazo después del cerdo, para los seguidores del Corán, por lo que es obvio, que para el mundo musulmán uno de los peores insultos -sumados al de arrojar los zapatos- es denigrar a alguien equiparándole con un perro.

El fallido intento del periodista hacia su blanco presidencial, fue concluido con un catártico "adiós", casi como para purgarse. Aquí no hay más que decir. Tanto en la cultura occidental como la oriental significan la misma cosa y no hay que hacer grandes estudios en su valor semántico, morfológico y/ o etimológico, más aún cuando el tono y la forma en que se pronunció tiene más valor que la palabra en sí.

Ahora, lo que habría que consultar y conocer es si a raíz de este incidente, al igual que el 9/11, en el cual se prohibieron una cantidad de artículos y artefactos hasta caer en la irracionalidad, también en las ulteriores conferencias que podría brindar el aún mandatario estadounidense, se prohibirá el uso de zapatos o zapatillas, y habrá que asistir descalzos a las mismas, por temor a que nuevamente acontezcan sucesos de esta naturaleza.

Finalmente, creo que de todo ésto, hay que hacer una lectura importante, y es que en un sólo bolsón: zapatos, perro y adioses, se demuestra el poco agradecimiento y aprecio del pueblo iraquí hacia la política invasionista y violadora de derechos humanos y de soberanía de George W. Bush. La guerra ha costado miles de vidas civiles y de soldados, tanto del bando iraquí como norteamericano, ha dejado familias sin hogares y hogares sin familia; lo peor es que aún restan en el campo de batalla casi 150.000 soldados de origen norteamericano y la resistencia no cede en Irak, así que habrá más bajas iraquíes. Otra noticia poco alentadora, es que el retiro de algunas tropas se estima hasta el año 2011 y la donación entre vivos ya fue escriturada, pues esta guerra es ahora legada al nuevo presidente electo Barak Obama, que pronto veremos cómo lidia con su nueva y mal habida herencia.

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